El síndrome latigazo cervical (SLC) es una lesión muy común que puede ocurrir de diversas maneras, pero es más comúnmente asociado con colisiones de vehículos motorizados. Los síntomas asociados con el SLC se han clasificado de la siguiente manera:
- WAD I: Dolor, rigidez o sensibilidad en el cuello como única queja sin resultados positivos del examen físico (movimiento completo y sin protección muscular o sensibilidad al examen).
- WAD II: Dolor, rigidez o sensibilidad en el cuello con lesiones en los tejidos blandos, signos de pérdida del rango de movimiento (RDM) y/o sensibilidad puntual en el cuello (por ejemplo, un esguince/distensión en el cuello).
- WAD III: Dolor, rigidez o sensibilidad en cuello junto con signos neurológicos: déficits sensoriales, debilidad motora y/o disminución o ausencia de reflejos tendinosos profundos.
- WAD IV: Dolor, rigidez o sensibilidad en cuello junto con dislocación o fractura con o sin lesión de la médula espinal.
- Otros síntomas que incluyen sordera, mareo, zumbido (zumbido en los oídos), dolor de cabeza, pérdida de memoria, disfagia (dificultad para tragar) y dolor de mandíbula; pueden estar presentes en todos los grados (WAD I-IV).
Alrededor del 50% de los pacientes con SLC continúan reportando dolor de cuello un año después de que se produjo la lesión. Estos síntomas y signos a largo plazo pueden variar de leves a completamente incapacitantes.
Hay factores pronósticos que pueden ayudar a predecir quién está en riesgo de desarrollar un SLC crónico a largo plazo (que dura más de tres meses), que incluyen los siguientes (lista parcial): mujeres más que hombres, edad mayor de 50 años, menor nivel educativo, los que tenían dolor de cuello y/o dolor de cabeza antes de la lesión, cuanto más alto era el grado de SLC (comparando WAD I-III), los que reportaban síntomas posteriores a la lesión más frecuentes o graves y con mayor intensidad de dolor, dificultades para hacer frente a las seis semanas posteriores a la lesión, depresión, sensación de impotencia con respecto al control del dolor, miedo al movimiento o a la actividad, ansiedad catastrófica y utilización frecuente de la atención médica previa a las lesiones.
Hay evidencia de que los individuos lesionados por SLC pueden desarrollar dolor corporal generalizado o fibromialgia al año siguiente de su lesión. Esto ocurre con mayor frecuencia en las mujeres y en aquellas con mala salud, mayores síntomas iniciales (incluyendo mayor intensidad del dolor) y más síntomas de depresión.
Entre las opciones de tratamiento disponibles, las terapias manuales, como la movilización y la manipulación (la forma principal de tratamiento administrada por los médicos quiroprácticos) a menudo reciben las calificaciones más altas de parte de los pacientes en cuanto a la satisfacción general por la atención.