Es lógico pensar que cuanto más herniado esté un disco intervertebral, más comprimirá los nervios espinales; lo que aumentará la probabilidad de una intervención quirúrgica. Pero, ¿Y si ese no es el caso?
El tratamiento estándar actual de la hernia de disco lumbar (HDL) implica PRIMERO, el uso inicial de terapias no quirúrgicas durante, al menos, seis semanas. Si eso falla, se puede considerar una consulta quirúrgica. Las excepciones a esta regla incluyen la presencia de una señal de alerta o una condición peligrosa que pueda alterar o terminar con la vida; como una infección, una fractura (inestable), cáncer y / o síndrome de cola de caballo (raíces nerviosas de la base de la columna comprimidas que causan alteración del control del intestino y la vejiga). Todos los cuales (afortunadamente) NO son comunes.
En un estudio que involucró a 368 pacientes con HDL que se sometieron al menos a seis semanas de tratamientos no quirúrgicos, los investigadores observaron que el 91,3% no se sometió a cirugía durante el año siguiente. Una revisión de los hallazgos de resonancia magnética de los pacientes que se sometieron a un procedimiento quirúrgico frente a aquellos que no se sometieron a un procedimiento quirúrgico, no mostró diferencias con respecto al porcentaje del canal espinal inhibido por HDL (31,2% frente a 31,5%). El equipo de investigación concluyó que el porcentaje del canal ocluido por HDL no predice qué pacientes fallarán en la aplicación de tratamientos no quirúrgicos y requerirán cirugía.
Este hallazgo es importante porque muchos cirujanos de columna vertebral todavía usan el tamaño de la hernia de disco lumbar para determinar si un paciente es candidato para la cirugía.
Si bien los hallazgos del estudio mencionado anteriormente sugieren que 9 de cada 10 pacientes con HDL pueden evitar la cirugía, ¿Hay algún dato que indique cuales pacientes con HDL podrían no responder bien a la atención quirúrgica, si eligen esa ruta? Un estudio de 2019 investigó esta pregunta e informó que la persistencia de dolor en las piernas puede ser un factor clave. Los autores revisaron 556 archivos de pacientes durante un período de tres años y encontraron que el dolor de pierna de moderado a severo, en el seguimiento posquirúrgico temprano, se correlacionó con puntajes de discapacidad más altos a lo largo del tiempo. Este grupo de pacientes tenía más probabilidades de tener antecedentes tanto de tabaquismo como de dolor de espalda crónico. Esto tiene cierto sentido, ya que los fumadores a menudo se enfrentan a un mayor riesgo de complicaciones posquirúrgicas, (muchos cirujanos no operarían a los fumadores si pudiesen evitarlo) y un historial de dolor de espalda crónico sugiere que otros factores pueden ser responsables del dolor actual del paciente y discapacidad, no solo el HDL.
La buena noticia es que las guías de tratamientos apoyan la atención quiropráctica como una opción no quirúrgica para el paciente con HDL a través de una combinación de manipulación espinal, movilización, ejercicios específicos, modalidades y recomendaciones nutricionales.