En el pasado, el médico de cabecera pudo haber prescrito a sus pacientes reposo en cama para el dolor lumbar. En estos días, las pautas en el tratamiento del dolor lumbar recomiendan mantenerse activo durante el proceso de recuperación. ¿Por qué el cambio?
Hay dos tipos de músculos en la espalda: Los músculos superficiales y los músculos profundos. Los músculos superficiales son usados para realizar movimientos como doblarse y girar. Estos músculos se fortalecen con los ejercicios que ejercen presión sobre los músculos, como levantar pesas. Los músculos profundos ayudan a estabilizar la columna y a mantener la postura; la actividad física ayuda a mantenerlos en forma.
Cuando una persona hace reposo en cama, los músculos de la espalda se debilitan y comienzan a atrofiarse. A medida que se reanuda la actividad, el cuerpo usará también a los músculos superficiales para ayudar a estabilizar la espalda. Debido a que los músculos no están adaptados para esta función, los músculos superficiales de la espalda se cansarán más fácilmente y, en presencia de debilidad en los músculos profundos, el movimiento normal se verá afectado. Esto puede generar una tensión anormal en las estructuras de la columna y otras partes del cuerpo, aumentando el riesgo de lesiones musculoesqueléticas adicionales.
El reposo en cama también puede afectar los discos que actúan como "amortiguadores" en la columna. En un estudio, los investigadores reclutaron a 72 adultos de mediana edad y evaluaron sus niveles de actividad física en años anteriores en función de la cantidad de días que realizaron una actividad extenuante cada dos semanas: Activos (de 9 a 14 días), moderadamente activos (de 1 a 8 días), inactivos (0 días). Aproximadamente uno de cada cinco (21%) se clasificó como activo, la mitad (53%) se describió como moderadamente activo y el resto (26%) estuvo inactivo. Los investigadores también realizaron una resonancia magnética en cada participante y recopilaron información sobre el dolor y la discapacidad relacionados con el dolor lumbar.
Los resultados mostraron claramente que las personas físicamente inactivas eran más propensas a tener dolor de espalda, función reducida, pérdida de altura en el disco y acumulación de grasa en los músculos de la espalda. El equipo de investigación concluyó que hacer ejercicio regular y de manera reglamentaria durante toda la vida es importante para reducir el riesgo de dolor de espalda.
Hay ejercicios muy específicos que ayudan a fortalecer los músculos profundos y estabilizadores de la espalda baja. Los médicos quiroprácticos prescriben regularmente ejercicios para tratar un brote agudo de dolor lumbar y para ayudar a prevenir sucesos futuros.