Cuando los pacientes se presentan con dolor lumbar, con frecuencia están nerviosos y preocupados por si van a responder al tratamiento, especialmente cuando se trata de la eliminación del dolor y de regresar a sus actividades normales. Una variedad de estudios han demostrado que la atención quiropráctica es una opción eficaz para el paciente con dolor lumbar, y aunque no existe una "bola de cristal", sí existen algunas pruebas que los médicos quiroprácticos pueden realizar durante un examinación que pueden ayudar a predecir los resultados.
De hecho, un meta-análisis de datos de 43 estudios publicados desde 2012 sugiere que la centralización y la dirección preferencial; que pueden estar presentes en el 60-70% de los casos de dolor lumbar, ofrecen importantes pistas en el pronóstico. La dirección preferencial significa que es posible mover el cuerpo de una manera en la que el paciente se sienta mejor. La centralización implica que es posible moverse de una manera que reduzca el alcance del dolor a una región específica.
Aquí un ejemplo: Digamos que un paciente con dolor lumbar se presenta con dolor en las piernas que se irradia desde la espalda baja hasta la pierna y el pie con entumecimiento y hormigueo. El objetivo es encontrar un movimiento que REDUZCA el dolor/entumecimiento de la pierna, por lo que el médico quiropráctico le pide al paciente que se incline hacia adelante, hacia atrás y hacia los lados, y que gire el torso, buscando cuál dirección es preferible, es decir, la dirección preferencial. Cuando el dolor disminuye Y se centraliza (el dolor de pierna desaparece), entonces la extensión es la dirección preferencial.
Cuando la centralización se produce, es un signo de pronóstico favorable que indica que se puede esperar una mejora. Del mismo modo, cuando todas las posiciones o direcciones aumentan el dolor en la pierna, esto es signo de un mal pronóstico, lo que significa que probablemente sea un caso más complicado.
Esto ayuda a los médicos a asesorar de una mejor manera a los pacientes sobre su afección y sobre qué esperar de la atención, tanto a corto como a largo plazo, para que el paciente pueda establecer metas REALISTAS y planes oportunos. ¡Dar más o menos tranquilidad a los pacientes simplemente no es apropiado! La dirección preferencial también les permite a los proveedores un medio para determinar en qué tipo de tratamiento hacer énfasis. Por ejemplo, si el paciente se siente mejor inclinándose hacia atrás y el dolor en la pierna desaparece, el proveedor abordará las recomendaciones de tratamiento y ejercicio guiándose por esa dirección.
La educación del paciente es una parte importante del tratamiento, y educar a los pacientes sobre cómo este proceso puede predecir el resultado del tratamiento infunde confianza y coloca a los objetivos realistas en perspectiva para que los pacientes sepan qué esperar. Esto mejora el cumplimiento del tratamiento y de la confianza tanto del proveedor de atención médica como del paciente.