Las estadísticas sugieren que el dolor lumbar nos afectará a la mayoría de nosotros en algún momento de nuestras vidas, si es que aún no lo ha hecho. La mayoría de las profesiones sanitarias que tratan a pacientes con dolor lumbar se centran en el tratamiento del dolor. De hecho, los estudios han informado que el 67% de la satisfacción del paciente se debe a la eliminación del dolor. Una de las estrategias más comunes para reducir el dolor es controlar la inflamación. La forma "más fácil" de hacer esto (de acuerdo con los numerosos comerciales de televisión y anuncios en revistas) es tomar uno de los muchos medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE), como ibuprofeno (Advil, Nuprin), piroxicam, flurbiprofeno e indometacina. ¡Echemos un vistazo más de cerca para ver si es esta una buena o una mala idea!
En un artículo de marzo de 2015, los investigadores investigaron el uso de AINE entre 1993 y 2012 en pacientes que tenían fracturas que no sanaban, técnicamente llamadas "Fractura no soldada o pseudoartrosis". Descubrieron que las fracturas no soldadas aumentaron durante los años en que el uso de AINE se recomendaba cada vez más para los pacientes con fracturas y disminuyó en los años en que disminuyó el uso de AINE. Este no es el primer estudio que informa resultados deficientes en la curación de fracturas cuando se utilizan AINE como la forma principal de alivio del dolor y, de hecho, los estudios sobre este tema se remontan a principios de la década de 1990. Entonces, ¿Cómo se equipara esto al dolor lumbar? Más directamente, las fracturas son una de las muchas causas de dolor lumbar, por lo que para esa población específica, la respuesta es clara. Sin embargo, el dolor lumbar es causado con mucha más frecuencia por esguinces (lesiones de ligamentos) y distensiones (lesiones de músculos/tendones), así como por lesiones de cartílago. También en este caso, los estudios muestran que la tasa de curación de los esguinces, las distensiones y el cartílago también se retrasa cuando se utiliza AINE como el enfoque principal para aliviar el dolor. Según se informa, este retraso en la curación se debe a la inhibición de los AINE en la "síntesis de proteoglicanos", un componente de la regeneración y reparación del tejido del cartílago y ligamento. Los AINE también inhiben la liberación de prostaglandinas (especialmente prostaglandina E2), que es necesaria para la reparación de tejidos. Estos efectos se observan ESPECIALMENTE con el uso a largo plazo, pero estudios recientes demuestran que es mejor que los atletas lesionados NO tomen AINE EN LO ABASOLUTO, ya que estos medicamentos retrasan el proceso de sanación y, por lo tanto, la capacidad del atleta para reincorporarse a su deporte.
En un estudio de enero de 2015, los investigadores criticaron el uso común de AINE en pacientes de edad avanzada para el tratamiento del dolor no canceroso. Descubrieron que al 75% de la población de edad avanzada estudiada se le recetaron AINE que, en retrospectiva, los investigadores determinaron que eran inapropiados. Debido a que los AINE interfieren con la sanación, el efecto neto es una ACELERACIÓN de la osteoartritis y el deterioro de las articulaciones. En 1995, un estudio de North Carolina School of Medicine (Facultad de Medicina de Carolina del Norte) comparó cuatro grupos de pacientes con lesiones en los tejidos blandos (distensiones de tendones): El grupo 1 NO recibió tratamiento (grupo de control); El grupo 2 solo recibió ejercicio; El grupo 3 recibió ejercicio E indometacina; y el Grupo 4 recibió indometacina solamente. A las 72 horas posteriores a la lesión, el grupo de SÓLO ejercicio tuvo un AUMENTO de prostaglandinas (E2 particularmente, necesaria para la sanación). Este efecto fue aún más profundo a las 108 horas después de la lesión. El equipo de investigación también descubrió que la síntesis de ADN en los fibroblastos (una parte importante del mecanismo de reparación) era mayor en el grupo de ejercicio y faltaba por completo en el grupo de solo AINE.
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