La cirugía de espalda es bastante común en los Estados Unidos con cientos de miles de operaciones realizadas cada año. A veces se tratan de laminectomías y discectomías, y otras veces se fusiona la columna vertebral, para que ciertas articulaciones ya no se muevan; una función crítica de la columna vertebral. El abordaje/pensamiento médico conservador para el dolor de espalda es el descanso, los medicamentos, el ejercicio y la fisioterapia. Si fallan, a menudo se utilizan inyecciones epidurales. Si hay poco alivio, en este punto del proceso del paciente, generalmente no se considera la atención quiropráctica y muchos pacientes siguen la trayectoria médica hacia la cirugía.
Aunque muchos cirujanos no considerarían que una operación fuera efectiva para el dolor de espalda, la mayoría de los pacientes piensan que esta es la principal preocupación del cirujano. En realidad, la cirugía está más indicada cuando la raíz nerviosa está comprimida y hay signos neurológicos como atrofia muscular, pie caído o entumecimiento. Si el dolor de espalda es el problema principal, y no hay dolor o entumecimiento en las piernas, generalmente se debe evitar la cirugía.
Sin embargo, la mayoría de los pacientes con dolor en las piernas también tendrán dolor lumbar, y este dolor lumbar puede ser bastante severo. Los pacientes que tienen este dolor o entumecimiento continuo se denominan fracasos quirúrgicos. El término para esto es síndrome de espalda fallida. Se han dedicado conferencias médicas completas al tema/problema. Los pacientes quedan con pocas opciones médicas después de una cirugía fallida, y la reoperación es especialmente problemática. Al paciente se le puede recetar un parche de opiáceos, o quizás, un estimulador de médula espinal implantado, o ambos. Estos dispositivos envían impulsos eléctricos a través de pequeños cables que llevan la señal a diferentes áreas de la médula espinal.
A veces, estos enfoques funcionan, pero con demasiada frecuencia no. Por su naturaleza, no pueden corregir un problema de articulación. Si tuvo una lesión en la articulación/disco antes de la cirugía, es probable que todavía esté allí. Los casos posquirúrgicos deben ser evaluados por un quiropráctico para ver si existe un problema articular subyacente que pueda ajustarse específicamente.
Pueden haber algunas alternativas naturales a los implantes eléctricos y los medicamentos opiáceos a largo plazo para el control del dolor. Cierta fisioterapia, hielo, ejercicio y masajes se pueden incorporar a un programa integral de tratamiento sin medicación. Incluso el asesoramiento y la terapia conductual pueden ayudar a reducir la necesidad de medicamentos. Por lo general, los pacientes pueden ajustarse de manera segura después de que la cirugía inicial haya sanado (aproximadamente seis semanas). Es importante considerar todas las opciones antes de repetir las operaciones. La rehabilitación activa combinada con la atención quiropráctica específica puede ser la solución para muchos pacientes.