Al igual que el dolor de espalda, el dolor de cuello nos afecta a casi todos en algún momento de la vida, y la gravedad puede variar desde una rigidez leve hasta una incapacitación completa. La atención quiropráctica ofrece un método de tratamiento no quirúrgico ni farmacológico que MUCHAS personas que padecen dolor de cuello utilizan y se benefician. La siguiente es una descripción de lo que puede esperar cuando se le trata con un enfoque quiropráctico basado en evidencia.
Analicemos primero los diferentes tipos de dolor de cuello. Un sistema de clasificación divide el dolor de cuello en dos grupos principales: agudo y crónico. En el grupo agudo, hay un inicio de dolor que aparece rápidamente y se resuelve en menos de tres meses. El dolor de cuello crónico representa a los pacientes que continúan teniendo dolor de cuello durante más de tres meses.
Los estudios demuestran que los pacientes experimentan beneficios inmediatos, incluida la reducción del dolor y la mejora de la movilidad/rango de movimiento (ROM, por sus siglas en inglés), después de la manipulación de la columna cervical, especialmente cuando se administra en el mismo lado que el dolor de cuello. Los beneficios a corto y medio plazo incluyen la reducción del dolor y la mejora del ROM cuando se administra de forma bilateral (en ambos lados).
Varias manipulaciones pueden ser mejores que solo el estiramiento sin supervisión. Sin embargo, los estudios muestran que estirar los músculos del cuello antes y después de la manipulación puede mejorar el resultado de un paciente. La combinación de tracción de tres puntos y múltiples manipulaciones también puede mejorar el dolor a mediano y largo plazo.
Otros enfoques comúnmente utilizados por los quiroprácticos que mejoran inmediatamente el dolor incluyen movilización, tracción, terapia de puntos gatillo (aplicando presión sobre los puntos gatillo miofasciales durante 90 segundos), almohadas cervicales y algunas modalidades que incluyen estimulación eléctrica, ultrasonido, láser de baja potencia y campo electromagnético pulsado.
Los cuidados activos o cuidados que se pueden enseñar a los pacientes incluyen ejercicios destinados a mejorar el dolor y el ROM a mediano y largo plazo. Los ejercicios que enfatizan la fuerza y la resistencia también pueden ser beneficiosos. El continuo ejercicio ligero e intensivo mejora el dolor a largo plazo y el ejercicio intensivo favorece a mediano plazo.