La semana pasada, mientras conducías al trabajo, te detuviste en un semáforo en rojo, miraste por el espejo retrovisor y notaste que un automóvil se acercaba demasiado rápido por detrás. Lo siguiente que recuerdas es el chirrido de las llantas y un fuerte choque acompañado de una sacudida repentina cuando tu automóvil fue impulsado hacia adelante por el impacto. Tu reacción inicial fue de sorpresa. Te preguntaste, ¿alguien está herido? ¿Qué tan dañado está mi auto? ¿Habrá otro golpe? ¿Debería salir del coche? ¡Voy a llegar tarde al trabajo!
A los pocos minutos, llegó la policía y después de aproximadamente una hora de tomar declaraciones a los dos conductores y a algunos testigos tu rechazas un viaje en ambulancia a un hospital cercano para una examinación "... esta pequeña rigidez y dolor en mi cuello no es gran cosa" Fácilmente aún pudieras conducir tu auto y llegar al trabajo una hora y media tarde. Después de revisar los detalles del accidente con los compañeros del trabajo varias veces, comienzas a notar un dolor de cabeza, tu cuello se pone rígido y los movimientos se vuelven limitados y dolorosos. Después de un par de horas más y un poco de ibuprofeno, el dolor ha aumentado y ahora tienes un dolor de cabeza muy fuerte. Decidiste: "Será mejor que vaya a ver a mi quiropráctico para ver si algo anda mal".
Después de la examinación y las radiografías, tu médico quiropráctico te muestra un cuadro y te explica el mecanismo de lesión que suele ocurrir en una colisión trasera a baja velocidad. Un par de cosas que dijo realmente te ayudaron a comprender cómo un choque aparentemente menor puede crear tanto dolor.
Por ejemplo, no es posible contraer voluntariamente un músculo lo suficientemente rápido y "prepararse" para evitar la aceleración de la cabeza. En el momento del impacto, a medida que el automóvil se impulsa hacia adelante, la cabeza inicialmente va hacia atrás y luego, cuando los músculos delanteros del cuello se estiran hasta su límite, la cabeza se "azota" hacia adelante en una respuesta de tipo "chasquido de látigo" y ¡todo esto toma menos de 600-700 milisegundos! Debido a que los límites del movimiento del cuello se alcanzan durante este proceso, los ligamentos que mantienen unida la vértebra a menudo se estiran y/o se desgarran. Esto puede apreciarse en las radiografías de cuello doblado, los cuales muestran una vértebra deslizada hacia adelante sobre la de abajo y el ángulo creado es mayor en comparación con la vértebra circundante.
El segundo punto de discusión que se destacó fue el hecho de que tu cabeza estaba rotada en el momento del impacto al mirar por el espejo retrovisor. Esto colocó a tu cuello en mayor riesgo de lesión debido al movimiento de torsión que ocurre durante el proceso de "rompimiento del látigo".
Otro punto interesante: como no hubo muchos daños en el automóvil, el choque y la fuerza del impacto no fueron absorbidos por el aplastamiento del metal y, por lo tanto, esa energía se transfirió al contenido del vehículo, incluidos los ocupantes. Es por eso que tu maletín terminó en el piso y tus lentes volaron durante el accidente.
Se trató un cuarto punto de discusión con respecto a la diferencia entre géneros y el grado de lesión, ya que las mujeres tienen más probabilidades de sufrir lesiones más graves debido al cuello femenino menos musculoso y, a veces, más largo. El grado de lesión también es de mayor riesgo cuando ya existe osteoartritis en el cuello. Por lo tanto, si eres una mujer de mediana edad con un cuello largo y delgado con artritis preexistente mirando por el espejo retrovisor antes del impacto en una colisión trasera, es muy probable que el ligamento se estire demasiado o se desgarre.
En resumen, es importante obtener una rápida evaluación y tratamiento por parte de su quiropráctico lo antes posible después de un accidente. Cuando pasa el tiempo sin haber obtenido tratamiento, es más difícil lograr una reducción del dolor y un aumento del movimiento y, por lo general, llevará más tiempo. Tomar medicamentos para el dolor solo pospone el proceso necesario para restaurar el movimiento y la función del cuello, por lo que ese no debería ser el único tratamiento. En general, un enfoque de "esperar y observar" no es prudente en este tipo de lesiones.