Si bien hay una gran cantidad de trabajos publicados sobre los trastornos asociados al latigazo cervical (WAD), uno de los problemas más desconcertantes que enfrentan los investigadores es por qué casi la mitad de los pacientes experimentan problemas crónicos a largo plazo. Sin embargo, una nueva investigación sugiere que podemos estar más cerca de determinar por qué este es el caso y qué pacientes pueden estar en mayor riesgo para poder brindar un enfoque de tratamiento más integral.
Los exámenes de pacientes con trastornos asociados al latigazo cervical crónico (cWAD, por sus siglas en inglés) han revelado una mayor probabilidad de lesión nerviosa y dolor neuropático—dolor que es usualmente descrito como una sensación de ardor y puede hacer que el área afectada sea sensible al tacto—cuándo se compara con los pacientes con WAD que se recuperaron. Estos pacientes con cWAD también demuestran una disminución de la percepción sensorial, muestran signos de inflamación nerviosa en la resonancia magnética, tienen biopsias de piel que revelan una degeneración estructural de las fibras nerviosas pequeñas, y experimentan una reducción en su calidad de vida en general y en su bienestar emocional.
Una revisión sistemática y un metanálisis de julio de 2022 dónde analizaron los datos clínicos de más de 400.000 pacientes con WAD indicaron que el 34% de los pacientes pueden haber tenido dolor neuropático, mientras que solo el 13% había recibido un diagnóstico que indicaba una patología nerviosa. Esto es importante porque el diagnóstico más común de WAD es el grado II, que incluye síntomas de dolor y signos físicos de rango de movimiento cervical reducido en ausencia de hallazgos neurológicos.
La revisión también encontró que los pacientes con dolor neuropático también demostraron umbrales de detección sensoriales (mecánicos, actuales, fríos, y calientes) significativamente deteriorados del dedo índice, independientemente de su clasificación WAD (WAD I—síntomas leves sin signos físicos; WAD II—síntomas y signos sin lesión nerviosa; WAD III—síntomas y signos con lesión nerviosa; WAD IV—fractura/dislocación). Los autores resumen que sus hallazgos parecen haber identificado un subconjunto de pacientes con WAD que muestran signos de lesión de los nervios periféricos y dolor neuropático que antes no se habían considerado. Sugieren la modificación de la clasificación WAD actual, así como la realización de una evaluación más detallada de la integridad del nervio durante el examen inicial del paciente.
Los médicos quiroprácticos utilizan una historia estructurada y una evaluación que incluye los enfoques de examen neurológico mencionados en este estudio (como la discriminación de dos puntos de los dedos, los umbrales de dolor por presión, y las pruebas neurodinámicas), así como el uso de cuestionarios para obtener un diagnóstico preciso y para seguir el progreso del paciente. Las técnicas físicas utilizadas por los médicos quiroprácticos para restaurar el movimiento—que minimizan el dolor y promueven la recuperación—ofrecen una excelente opción de tratamiento de primera línea para el paciente con latigazo cervical.