En el mundo ideal de un quiropráctico, las personas harían todo lo posible para reducir el riesgo de sufrir una afección como el dolor lumbar y, en caso de que se produjera una lesión lumbar, buscarían atención de inmediato. Salvo que haya señales de alerta que requieran una derivación a un especialista o un viaje a la sala de emergencias, el paciente recibiría atención adaptada a su situación única y pronto volvería a realizar sus actividades cotidianas. Desafortunadamente, rara vez éste es el caso, y un paciente con dolor lumbar puede no recibir atención o recibir un tratamiento inadecuado desde el principio, y su condición puede progresar hasta convertirse en dolor lumbar crónico antes de programar una cita con una clínica quiropráctica local.
Una característica del dolor lumbar crónico que puede complicar la recuperación es la inestabilidad clínica o la disfunción en uno de los tres subsistemas que trabajan juntos para mantener la estabilidad de la columna: la columna vertebral, los músculos de la columna, y la unidad de control neural. Esto puede conducir a un movimiento excesivo de uno o más segmentos de la columna, sobrecargando y estresando los músculos, las articulaciones, y otros tejidos blandos circundantes, lo que provoca inflamación y dolor nociceptivo (localizado).
La clave para la estabilización muscular en la columna lumbar, que representa el 60% de la rigidez de la columna, es el músculo multífido. A diferencia de los músculos superficiales que se contraen para lograr el movimiento, los músculos profundos como el multífido trabajan para ayudar a mantener la postura. Desafortunadamente, cuando se lesiona la zona lumbar, los músculos superficiales asumen un papel protector, que puede interferir con el papel de los músculos profundos. En cuestión de días, el músculo multífido puede debilitarse y, para mantener la estabilidad, el cuerpo reclutará los músculos superficiales y/o adoptará nuevos patrones de movimiento, los cuales pueden aumentar el estrés mecánico en la parte baja de la espalda y en otros lugares y prolongar o empeorar la condición del paciente. Esta es la razón por la que las pautas de tratamiento ya no recomiendan el reposo prolongado en cama para el dolor lumbar, sino mantener las actividades habituales tanto como sea posible.
Cuando un paciente busca atención quiropráctica para el dolor lumbar crónico, el tratamiento no solo se centrará en restaurar el movimiento normal de la columna mediante terapias manuales (como la manipulación espinal), sino también en ejercicios de fortalecimiento central que se pueden realizar en casa para fortalecer los músculos centrales (incluidos el multífido) y aumentar la estabilidad de la columna. Esta estrategia no solo acelerará la recuperación, sino que ayudará a reducir el riesgo de un futuro episodio lumbar.