De acuerdo con una revisión sistemática que incluyó 201 estudios, el dolor lumbar puede afectar entre el 10 y el 67% de los atletas en un momento dado, y entre el 17 y el 94% experimenta dolor de espalda relacionado con los deportes cada año. Esta amplia gama se debe a la edad, el nivel de la competencia, y los deportes específicos incluidos en cada estudio. Por ejemplo, los datos muestran que el riesgo de dolor lumbar es mayor en la gimnasia, el buceo, el levantamiento de pesas, el golf, el fútbol, y el remo. Dicho esto, ¿qué se puede hacer para reducir el riesgo de dolor de espalda relacionado con los deportes?
En el 2022, los investigadores reclutaron a 70 jugadores de voleibol estudiantes de secundaria—otro deporte con una alta prevalencia de dolor lumbar—y fueron asignados a uno de dos grupos: un grupo de control que continuó con sus actividades normales y un grupo de intervención que realizó sus actividades habituales además a cuatro semanas de estiramientos y ejercicios enfocados en la movilidad torácica dinámica y la estabilización del tronco. Este programa, que tardó unos diez minutos en completarse, incluía el estiramiento de navaja (para aflojar los isquiotibiales y mejorar la flexión hacia adelante), estiramiento del gastrocnemio (para aflojar los músculos de la pantorrilla y mejorar la dorsiflexión del tobillo), estiramiento del psoas-ilíaco (para aflojar los flexores de la cadera y reducir la lordosis lumbar), y estabilización del tronco (plancha frontal para fortalecer la musculatura lumbar y glútea).
Durante el estudio, el 33% de los jugadores del grupo de control informaron dolor lumbar, en comparación con solo el 8,8% en el grupo de intervención. Esto significa que los participantes que trabajaron para mejorar la fuerza y la flexibilidad tenían casi cuatro veces menos probabilidad de experimentar dolor lumbar. Además, los jugadores del grupo de intervención demostraron una función física mejorada con respecto a la resistencia de la espalda; la flexibilidad de la columna/espalda; el rango de movimiento del hombro y del tronco; la movilidad del tobillo; y la flexibilidad del psoas-ilíaco, cuádriceps, e isquiotibiales.
El estudio destaca la importancia de un núcleo fuerte y flexible para reducir la incidencia del dolor lumbar, algo que también se aplica a los no deportistas. Los médicos quiroprácticos a menudo observan deficiencias en la fuerza central y la flexibilidad en pacientes con dolor lumbar y les aconsejan que realicen ejercicios en el hogar no solo para ayudar en el proceso de rehabilitación sino también para reducir el riesgo de un futuro episodio de dolor lumbar.