Los trastornos asociados al latigazo cervical (WAD, por sus siglas en inglés) pueden ser una afección difícil de manejar, y los datos actuales sugieren que hasta la mitad de los pacientes con WAD pueden continuar experimentando dolor y discapacidad hasta por un año después de un accidente automovilístico, por un resbalón y caída, o por una colisión deportiva. El ejercicio terapéutico se ha considerado durante mucho tiempo como una opción de tratamiento significativa para muchas afecciones musculoesqueléticas, pero ¿qué refleja la investigación actual con respecto al papel del ejercicio terapéutico para el paciente con WAD?
En el 2021, los investigadores realizaron una revisión sistemática y un metaanálisis que incluyó 27 estudios para medir el efecto del ejercicio terapéutico en comparación con otros tratamientos, intervenciones con placebo, o a ningún tratamiento. Descubrieron que el ejercicio terapéutico tenía efectos a corto plazo sobre el dolor de cuello y efectos a mediano plazo sobre la discapacidad relacionada con el cuello, pero concluyeron que "la evidencia actual es débil" con respecto al ejercicio como único tratamiento para el WAD.
Sin embargo, cuando se usa en combinación con otros tratamientos, el ejercicio terapéutico puede ser bastante beneficioso para el paciente con WAD. Además del consejo de mantenerse activo o incluso comenzar a hacer ejercicio de alguna manera (incluso si eso significa dar un paseo corto todas las noches para empezar), a los pacientes con WAD se les pueden recetar ejercicios más específicos para el cuello, los hombros y la parte superior de la espalda para restaurar la postura y fortalecer los músculos profundos que a menudo se desacondicionan en los pacientes con esta afección.
Además de las recomendaciones a ejercitarse, su médico quiropráctico puede emplear un enfoque multimodal que incluye terapias manuales (masaje, manipulación, movilización, técnica de liberación activa, terapia de puntos gatillo, y más); modalidades de fisioterapia (estimulación eléctrica, ultrasonido, láseres clase IIIb y IV, campo electromagnético pulsado, tracción); educación del paciente (incluido el énfasis en la importancia de reanudar la actividad normal lo antes posible); y evaluaciones ergonómicas (para minimizar el estrés y la tensión en el trabajo). Cuando existen barreras psicosociales para la recuperación, su quiropráctico puede asociarse con proveedores de atención médica aliados que ofrecen terapia conductual cognitiva y otros servicios necesarios.