La lumbalgia es la forma más común de dolor musculoesquelético registrada en todo el mundo y la razón principal por la que los pacientes buscan atención quiropráctica. Dado que la debilidad o falta de acondicionamiento de los músculos centrales y la reducción de la flexibilidad son comunes en las personas con lumbalgia crónica, a los pacientes a menudo se les aconseja realizar ejercicios específicos para la espalda en casa y aumentar sus niveles generales de actividad física. Estas acciones no solo pueden complementar la atención en el consultorio para ayudar al paciente a experimentar antes mejoras del dolor y la discapacidad, sino que mantenerse en forma puede reducir el riesgo de un futuro episodio de lumbalgia. Hay varias opciones de ejercicio disponibles para los pacientes con lumbalgia crónica, incluido el yoga.
Aunque el yoga se remonta a miles de años atrás, no empezó a ganar popularidad en Estados Unidos hasta los años 60 y 70. El yoga combina posturas físicas, control de la respiración y meditación que fortalecen los músculos, aumentan la flexibilidad y mejoran el equilibrio. Entre los beneficios adicionales atribuidos al yoga se incluyen la reducción de la presión arterial, un mejor control del azúcar en sangre, una respiración más fácil tanto para los asmáticos como para los pacientes con EPOC, una mejor función cerebral, una mejor imagen corporal, un mejor estado de ánimo, una mayor resistencia al estrés, y una mayor conexión social cuando se practica en grupo.
En el 2020, una revisión sistemática que incluyó cinco estudios concluyó que el yoga es tan eficaz o potencialmente más eficaz que otras intervenciones de ejercicio en el tratamiento de la lumbalgia crónica. Este hallazgo se refleja en una revisión del 2023 que analizó los datos de 75 ensayos controlados aleatorios y en la que se incluyó al yoga como una opción de ejercicio viable para mejorar el dolor y la discapacidad relacionados con la lumbalgia. Con respecto a los ejercicios específicos para la espalda, un estudio del 2023 concluyó que el yoga es tan eficaz como los ejercicios de estabilización para mejorar el dolor, la función, la capacidad metabólica y la calidad del sueño en pacientes con lumbalgia crónica. Los autores añaden que los pacientes pueden disfrutar más del yoga, lo que aumenta la probabilidad de que realicen sus ejercicios y sigan haciéndolo una vez concluida la atención.
Aunque el yoga se considera una opción de ejercicio segura para niños, mujeres embarazadas, pacientes con enfermedades cardiovasculares e incluso personas mayores frágiles, los expertos señalan que siempre existe un riesgo potencial de lesión. Para minimizar el riesgo, se recomienda hablar con su médico antes de comenzar a practicar yoga; empezar poco a poco con lo básico; elegir una clase adecuada para sus habilidades; no forzarse a hacer posturas incómodas; beber mucha agua; usar ropa que permita flexibilidad; y detenerse y descansar cuando sea necesario.
Actualmente, hay unos 50.000 estudios de yoga en los Estados Unidos con potencialmente miles de instructores que imparten clases en instalaciones públicas y privadas en otros lugares. Es muy probable que haya varias opciones de yoga disponibles en su ciudad o a poca distancia a pie o en automóvil. Si no está seguro de por dónde empezar, pregúntele a su médico quiropráctico. Si él o ella no practican yoga, seguramente conocen a muchas personas que lo hacen y pueden orientarle en la dirección correcta.